¿Quién es este que aún el viento y el mar le obedecen?

Marcos 4:39 – 41

¡Mar, sol, arena! Son algunas palabras que para muchos indica vacaciones, descanso y diversión. ¿Pero que viene a tu mente cuando escuchas de una tormenta en el mar?

Experimentar una tormenta mientras se observa a la distancia es fácil y para un meteorólogo podría ser hasta fascinante. Pero es muy diferente cuando nuestro pequeño barco comienza a ser sacudido violentamente por las olas y la lluvia nos golpea la cara; te aturde la oscuridad, los truenos y relámpagos son continuos.

No tienes escapatoria y piensas que ha llegado tu final. ¡Difícilmente tendrás un panorama claro de que hacer!

¿Cuál es tu tormenta en este momento?

Cualquiera que sea la adversidad o problema que estés enfrentando en tu vida debes recordar que en nuestro barco está el que calma la tempestad.

Si tu tormenta es de índole física, emocional o financiera, ten por seguro que Jesús es más grande y con dos palabras “Calla y enmudece”. – Marcos 4:39 la tempestad se calma de inmediato.

Oración (Salmos 103:13 y 14)

Señor tú conoces nuestra fragilidad en las tormentas y estas con nosotros protegiéndonos, guíanos en la dirección correcta sin perder la paz en nuestro corazón.

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